viernes, 9 de abril de 2010

Y lo que quiero es que pises sin el suelo

Mientras Carlitos tomaba mate y comía galletitas de agua con dulce y queso, R., su madre le comentó:
-Creo que voy a dejar de estudiar, tengo miedo de no poder.
C. plantó el mate en la mesa con un golpe. La miró fijo y enseguida juntó las cejas.
-¿Miedo?
-Sí, no creo que pueda.
C. le comentó, entre enojado y comprensivo, que últimamente (contando desde noviembre del año pasado) ha tenido una atracción de energías y de gente muy cobarde y que estaba harto de estar rodeado de gente así. Que el miedo no la iba a llevar a ningún lado, que sólo la estancaría en los problemas, en las inseguridades y que el problema era puramente interno.
Su mamá, R., lo miraba sin decir nada.

Probablemente C. haya aprovechado la situación para expurgar pasiones, broncas recientes.
Probablemente haya depositado en su madre energías propias, pero el viernes a la noche, escuchó, mientras se despertaba de la siesta, cómo su madre agarraba los apuntes y cerraba la puerta para ir a la facultad.

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