sábado, 10 de abril de 2010

Final del juego

Tomaron el 20 para volver. Ya era tarde, un martes a la madrugada y Juan José estaba muy lejos de su casa (aunque eso era lo de menos).
Sin hablar mucho, M. se recostó en las piernas de Juan y él le acariciaba la espalda. Verla dormir era hermoso. Todo en ella era hermoso esa noche.
Venían de un recital de una banda de percusión. Habían bailado y se habían besado tanto.
Después vino el llanto. El llanto de la culpa eterna por haber hecho el amor con Juan estando de novia. Un llanto lleno de amor y de miedos, y de determinismos.
Por eso durmió tanto en el bondi (que por cierto sería el último que compartirían), por el llanto. Y por las cinco cervezas que se habían tomado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario